23 febrero, 2016

Conmigo

 
Se me amontonan 
los sueños en tus manos
y yo con los bolsillos vacíos.
Le he rogado a tus ojos
desde una pantalla de ordenador
y creo que he visto una lágrima
rodar por tu mejilla.
Mañana no sabrás que existo, 
no me inventaste lo suficiente
como para creerme.
Dime, hombre acorazado,
¿por qué dejaste de intentarlo
justo cuando me inmolé?
Pensaba que te gustaba
mi pelo de fuego, 
pero quizás no soy 
desde hace mucho más tiempo
 y yo no he querido verlo
por tener mi alma posada
en palabras que escribiste para otras. 
Me creí todas ellas
y ahora ya no puedo olvidar
que un día tú quisiste intentarlo.
Conmigo.

(Imagen de Bansky)

No hay comentarios:

Publicar un comentario